
Ayer vi a un padre que solía ver por misa con su hijo el año que éste estuvo preparándose para la primera comunión. Le pregunté que tal estaba y por qué había dejado de venir a misa. La respuesta clara y contundente: "porque el domingo por la mañana mi hijo lo dedica al deporte, y ante la elección entre deporte y misa, el chaval elige el deporte"... Ni una palabra de preocupación por parte del padre, ni de excusa... sólo la constatación de un hecho. Por supuesto no creo que el asunto esté en que el padre es superrespetuoso con las elecciones de su hijo, simplemente es que la misa no es algo que entre en su consideración. Me pregunto: ¿cómo es posible que después de asistir un año entero a la misa dominical con su hijo, mientras estaba preparándose para la primera comunión, no haya comprendido o apreciado mínimamente que la eucaristía es necesaria para la vida cristiana o simplemente para vivir?. ¿Tan mal presido yolas misas?, ¿para qué tanto esfuerzo por preparar una homilía que puedan comprender los niños, acompañada de medios audiovisuales, participación a través de cantos y oraciones adaptados a ellos....? ¿Es que esta gente no necesita escuchar cada semana que no todo en la vida es tener cosas, aparentar, medrar a costa de los demás... escuchar que es posible otra manera de vivir basada en el perdón y la misericordia?
¿Es que estos niños no son capaces de descubrir el gran tesoro que significa tener a Jesús como amigo y celebrarlo cada semana juntos en la misa? Tantas y tantas cosas que no comprendo...
Antes de ser cura, trabajé en una empresa en la que teníamos que conseguir clientes a toda costa.... si me juzgasen por los que hago como sacerdote, quizás me hubieran echado de la profesión hace tiempo ;-). Pero no quiero ser duro conmigo mismo, por que sé en quien he puesto mi confianza, y porque sé tambien que lo mío es sembrar y otros u Otro recogerán a su tiempo, a su hora... Pero sí es verdad que a veces pienso que mi vida de cura en el pueblo y en general de todos nosotros que trabajamos en los pueblos, es más de tipo testimonial, contracultural, a contracorriente... cada día somos "más raros" para la gente, más incomprendidos, más "inútiles"... pero pienso por otra parte ¡qué sería de este pueblo si una semana no se proclamase la Palabra de Dios! aunque no la escuche nadie... sé Señor, que esa Palabra no vuelve a Ti de vacío.