Queridos hermanos y amigos.
San Bartolomé nos convoca en este día para unirnos aún más como pueblo y
como comunidad cristiana y para recordarnos de dónde venimos, cuáles son
nuestras raíces. El Papa Francisco, decía
recientemente "que un pueblo que pierde sus raíces compromete su
futuro". Por eso es importante que
en la fiesta hagamos un hueco también a la celebración de este Santo Cristiano
que nos habla de una tradición milenaria que abrazaron nuestros antepasados.
Es cierto
que hoy la situación pueden ser muy distinta a la que vivieron nuestros
antepasados. Entre otras cosas y gracias a Dios, hay libertad de expresión y de
conciencia, hay pluralidad de ideas y de criterios, y hay libertad de
culto, y todo eso lo podemos vivir
además sin romper la convivencia basándonos en leyes que nos hemos dado. Una convivencia que sufre, como es normal,
tensiones. En el aspecto religioso esa
tensión se ha dado últimamente con la polémica sobre la actuación de algunos ediles
de los ayuntamientos surgidos de las últimas elecciones, que han querido
mostrar su ateísmo, agnosticismo o indiferencia hacia la fe cristiana que
celebra una eucaristía el día del santo patrón, dejando de participar en la
misma, alegando su libertad de
conciencia. Por supuesto que como
cristianos lo apoyamos totalmente, no
faltaría más. Precisamente San
Bartolomé, San Fermín, San Sebastian, todos ellos murieron mártires por
defender su derecho a la libertad de profesar una fe distinta a la que imponía
el emperador romano de turno. Siempre recordamos que la fe no se impone, sino
que se propone. También algunos
cristianos han dicho que como representantes del pueblo, estos ediles deberían
representarnos en los actos religiosos.
En mi humilde opinión creo que tampoco ese sería el buen criterio, porque siempre unos pueden alegar que por
encima de todo está la libertad personal y otros pensamos que la participación
en la eucaristía requiere un acto personal de fe que no admite representación. Pero entonces,
no hay alguna razón para que los alcaldes y ediles participen en las
eucaristías en honor de los santos patronos? Sí, sí que la hay. Es una cuestión de cortesía,
junto con el necesario respeto y aprecio institucional por otra institución, en este caso la Iglesia, que creo que nadie
duda del bien que aporta a la sociedad. Repito,
respeto y también aprecio porque a menudo el respeto se entiende como
indiferencia.
En unos
tiempos como los que vivimos, de pluralidad, pero también de disgregación y
confusión, de desorientación, creo que todos podíamos hacer un esfuerzo por
encontrar aquello que nos une, aquellos mínimos que creemos necesarios para la convivencia. El respeto y el aprecio
por lo que cada uno es y defiende, puede ser ese mínimo necesario hoy,
juntamente con la cortesía, o dicho de otra manera, las buenas maneras, la
amabilidad, el buen royo, como se dice ahora...
Termino
empleando las palabras que el apóstol Bartolomé le dice a Felipe cuando viene a
presentarle a Jesús de Nazaret.
Bartolomé le dice: ¿es que algo
bueno puede salir de Nazaret? Hoy también muchos pueden decir o pensar: ¿es que algo bueno puede salir todavía de la
Iglesia? Me atrevo a decir que sí,
porque como decía recientemente el teológo español Pagola: "Aunque algunos pueden tener motivos para
abandonar la Iglesia, hay uno fundamental para permanecer en ella, y este es
que la Iglesia es la única que me garantiza y me transmite a lo largo de los
siglos el conocimiento verdadero de Jesús de Nazaret y su mensaje". Y su persona y su mensaje son siempre luz y
guía para nuestro caminar por la
vida. Qué Él nos
bendiga ahora y siempre. Amén.
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