sábado, 17 de octubre de 2015

Misioneros y Famosos



           Se habla mucho de la basura que nos vomita la televisión todos los días, con las historias de esos personajes y personajillos que su único mérito es haberse arrimado a otro famosillo que a su vez se arrimó a otro y así hasta el infinito. Amantes de cantantes y actrices, modelos, exmaridos de hijas de toreros, personas y personajes que hacen de sus intimidades una mercancía, dispuestos a todo por el dinero.  Y luego esos programas que encierran a unas personas en situaciones inverosímiles para que hora tras hora, día tras día, contemplemos el transcurrir de sus vidas, excitados por el morbo. Realmente hay que preguntarse hasta que punto nuestra sociedad está entrando en una espiral de embrutecimiento al dedicar tanto tiempo y dinero a esas vidas de miseria.  Sí, algo grave está pasando cuando somos capaces de encumbrar a este tipo de personajes y sin embargo aquellos que realmente hacen algo por los demás gratuitamente pasan desapercibidos.   Este puede ser el caso de nuestros misioneros.  Miles de compatriotas nuestros que anónimamente, están realizando en los países más pobres una labor de titanes.  ¡Qué sería de este mundo sin ellos!  ¡Quién nos iba a recordar la injusticia en que viven tantos pueblos!  ¡Quién iba a subir a las favelas del Brasil,  o bajar a los suburbios de las ciudades africanas a llevar un poco de pan y cariño!  ¡Quién iba a recoger a los muertos por las calles de Calcuta!...  Y encima sin cobrar nada, sin ningún reconocimiento.   Sólo de vez en cuando, una noticia escueta en las televisiones sobre ellos, sobre todo cuando en alguna masacre aparecen ellos como los únicos que se quedan al lado del pueblo.   Y es que los misioneros parecen seres de otro planeta. Porque están a años luz de los valores en boga, de lo que se nos vende en las TVs, de lo que todos aspiramos como ideal de vida.   Pero lo bueno de todo esto es que no cabe ninguna duda de quién es más feliz: no hay más que verlos en la Tv con esa alegría sin fingimiento que les sale del alma y compararlos con esos rostros y esas posturas desencajadas del famoseo. Comparar aquella monjita rescatada de la masacre de Ruanda que decía que estaba esperando volver lo antes posible, con esa famosa que alardea de su adulterio.

          Los misioneros han entendido bien lo que Jesús nos decía hoy en el evangelio: que El no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida por todos. Ellos son la gloria y la honra de nuestra Iglesia y de la humanidad.  Y hoy día del Domund en que se nos solicita nuestra oración y nuestra ayuda económica,  nosotros correspondemos con todo nuestro aprecio y generosidad. Que el Señor nos haga a todos servidores de los demás, y dé a la Iglesia misioneros y misioneras dispuestos a anunciar el evangelio a todos los hombres.


 

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