sacerdote navarro en medio rural, deseoso de compartir la fe, experiencias y vida
lunes, 6 de julio de 2009
Debo ser muy raro...
Sí, muy raro, me siento como un extraterrestre... porque me importa un pimiento el Kaká y el Ronaldo y si no fuera por el escándalo de lo que se paga por ellos ni les dedicaria una de mis neuronas; porque no me emociona nada la muerte de M.Jackson y si no fuera porque me hace reflexionar sobre la futilidad del éxito y el desgaste que conlleva para los que lo consiguen su grititos me parecen patéticos; porque no me hace vibrar nada el cohete de San Fermin ni me atraen todos esos excesos fiesteros que malpintan la imagen de mi tierra y si no fuera porque me duele eso, pensaría que es sólo la locura a la que nos lleva el desenfreno; porque no me gustan las corridas, ni los encierros, ni toda esa cultura nacida alrededor del toro y si no fuera porque hay de por medio personas que pagan por mirar la sangre y el sufrimiento de los animales estaría incluso dispuesto a admitir que ese espectáculo tiene algo de arte...
En fin, es que soy raro, raro, raro... y creo que además muy aburrido...
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21:25
viernes, 3 de julio de 2009
De funerales y sus excesos
Hace unos dias asistí como concelebrante al funeral por un joven accidentado. El pueblo entero estaba en la iglesia compartiendo el dolor de la familia, como es natural, muchos jóvenes con rostro compungido y mirada perdida, como incapaces de comprender y aceptar lo que había pasado...
El sacerdote con ánimo de consolar y dar esperanza, habló, entre otras cosas, de la vida que el fallecido gozaba ya junto a Dios, una vida feliz y alegre, porque el fallecido había amado y Dios era amor, que si tal y que si cual... Comprendo que en situaciones así tiene que haber palabras de consuelo, pero hay una línea que mi compañero se saltó y que yo a veces tambien me he saltado, la linea que separa nuestro deseo, de la acción de Dios. Parece como si por el hecho de morir ya tuviéramos derecho al cielo, sin dejar en todo esto espacio para el juicio misericordioso de Dios. Quiero decir que una cosa es pedir a Dios que acoja a nuestro hermano difunto y otra muy distinta es usurpar su puesto como Dios. Casi suena a veces, como si le obligásemos a dar vida al difunto y ponerle a su derecha.
En fin, comprendo que en esas circunstancias mantener la ortodoxia puede ser dificil y siempre la intención es la de consolar a una familia desolada. Pero son cosas que al menos yo, voy a tener en cuenta...
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Pastoral
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Diario de un cura de pueblo
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18:29
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