jueves, 1 de noviembre de 2012

Halloween

Con tristeza veía ayer a los niños de mi pueblo pasearse por las calles con ridículos disfraces de brujas y zombies, pidiendo por las cases caramelos.   Tristeza porque hemos adquirido esta costumbre foránea, que no tiene ninguna tradición entre nosotros, y por otro lado estamos perdiendo el sentido cristiano de la muerte.  ¿Quién les dirá a estos niños una palabra sobre la resurrección de los muertos que esperamos y que no tiene nada que ver con la resucitación de los muertos de las películas? ¿Quién les hablará hoy a estos niños que la felicidad no está en pasarlo bien, consumir y tener cosas, sino en hacer el bien a los demás?  ¿Quién les explicará hoy a estos niños lo que es morir, como dormir en las manos de Dios, esperando que El nos resucite, mientras nuestro cuerpo descansa en el cementerio (dormitorio)?
Veo a esas madres llevando a sus niños disfrazados de puerta en puerta,  pero no veo a esas madres con sus niños en el cementerio, porque piensan que los niños no tienen que sufrir y ver cosas desagradables,  y mucho menos en la Iglesia, porque en ella se aburren. 
Todos tenemos algo de culpa en que el mensaje cristiano deje paso a esta carnavalada del Halloween.  Luego nos extrañamos que muchos adolescentes y jóvenes no encuentren horizontes o ideales para su vida, o que entiendan la vida como el pasarlo lo mejor posible, con la frustración de comprobar demasiado tarde que la vida no funciona asi.

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