jueves, 21 de marzo de 2013

Cosas de la fe I

        Saliendo de misa, saludo a una persona cuya hermana falleció después de una grave enfermedad en poco más de 9 meses.  Le pregunto como está, y me contesta que le es muy difícil creer en Dios, que de hecho no puede creer después de vivir el sufrimiento que el cáncer le produjo a su hermana y a toda la familia...  Comprendo que son momentos mas bien para acompañar en ese dolor, más que para entrar en disquisiciones, sólo le invito a considerar la cruz de Cristo, y a unir su experiencia al Señor, a pedirle luz y consuelo....

          Después reflexiono en casa sobre esta situación.  Me doy cuenta que la dificultad para creer que proclama esta señora no proviene tanto de la experiencia del mal que les ha golpeado, sino de la falta de fe que tenía antes.  Me hubiera gustado preguntarle: ¿pero tú ya tenias fe antes de la enfermedad de tu hermana?.  Porque creo que esa es la clave.   De hecho creo que la experiencia del mal no es lo que suscita ateos, sino más bien la ignorancia sobre lo que significa la fe, el no haber tenido una buena iniciación y vida cristianas.

          El grito desgarrador de Jesús en la cruz:  "Dios mío por qué me has abandonado", no es el grito del que desespera ante el abismo de la nada, sino del Hijo que siente la ausencia del Padre. Jesús mantiene su confianza en el Padre, aunque el sufrimiento es, si cabe, más extremo. por esa ausencia que por el dolor de los clavos y lanza... .

domingo, 17 de marzo de 2013

Entre las nubes

Entre las nubes de este largo invierno, 
va la luna creciendo
hasta hacerse Pan
que pronto se levantará
sobre mi pueblo,
y la primavera 
que ya se siente 
floreciendo en ese árbol de muerte, 
que se levanta amenazador, 
oscuro,
terrible,
pero que no puede ocultar
la luz luminosa del amanecer 
que ya se vislumbra...

martes, 12 de marzo de 2013

Via Crucis 2013




     Esta Cuaresma no haría falta ir a las iglesia para rezar el Viacrucis, y esta próxima Semana Santa podrían quedarse sin salir las procesiones con sus pasos y sus nazarenos.   Porque nuestras calles, plazas y casas, están ya llenas de viacrucis y procesiones. 

       Ahí están, caminando a nuestro lado, cabizbajos, verdaderos nazarenos que llevan sobre sus espaldas la cruz insoportable del desempleo, ¿no habrá un empresario con cara de Cirineo que les eche una mano?.  Ahí están esas madres dolorosas que ven como sus hijos se desangran de esperanza, gota a gota, lentamente, encerrados en sus casas porque quieren esconder la vergüenza de su indigencia entre cuatro paredes.  También hay Verónicas, cómo no, mayormente abuelos y abuelas que estiran y estiran sus exiguas pensiones para ayudar a sus hijos y nietos, y enjugar sus lágrimas...

            Y están también los que miran, los que sólo miran, y se lamentan, como aquellas mujeres de Jerusalén, pero que no hacen nada, sólo dejar su queja en el aire...   Y por no faltar en esta procesión, no faltan esos verdugos de nuestra economía y bienestar que día tras día salen de sus madrigueras como serpientes, escupiendo su corrupción sobre nuestras caras, como veneno que nos paraliza, haciendo más insoportable si cabe el peso de la cruz, y dejándonos con la pregunta: ¿hasta cuando podremos soportar tanta infamia? Mientras tanto, Pilato, Caifás, Anás, y hasta el emperador, siguen en sus despachos, en sus poltronas, con sus cálculos estadísticos, sus números, su ordenamiento, su convergencia, su "no hay alternativa"... ajenos al sufrimiento... ¿ajenos? ¡No!: piensan quizá, que es inevitable que cierto porcentaje de la población sufra "los daños colaterales".  

            Sufrimiento, dolor, tristeza, desamparo, son sólo palabras que no consiguen definir lo que expresan esos rostros que vienen pidiendo a nuestras casas, instituciones, parroquias, a nuestras Cáritas, buscando un agarradero para que la corriente de la pobreza no les arrastre.

            Muchos están llegando ya al final del Calvario, y pronto serán crucificados.  Me temo que pronto va a haber tantas cruces que nuestro paisaje será eso, sólo eso: un inmenso Calvario. 

            ¡Hagamos que la Resurrección sea posible! ¡Luchemos por un mundo más fraterno, cada uno desde sus posibilidades!