martes, 12 de marzo de 2013

Via Crucis 2013




     Esta Cuaresma no haría falta ir a las iglesia para rezar el Viacrucis, y esta próxima Semana Santa podrían quedarse sin salir las procesiones con sus pasos y sus nazarenos.   Porque nuestras calles, plazas y casas, están ya llenas de viacrucis y procesiones. 

       Ahí están, caminando a nuestro lado, cabizbajos, verdaderos nazarenos que llevan sobre sus espaldas la cruz insoportable del desempleo, ¿no habrá un empresario con cara de Cirineo que les eche una mano?.  Ahí están esas madres dolorosas que ven como sus hijos se desangran de esperanza, gota a gota, lentamente, encerrados en sus casas porque quieren esconder la vergüenza de su indigencia entre cuatro paredes.  También hay Verónicas, cómo no, mayormente abuelos y abuelas que estiran y estiran sus exiguas pensiones para ayudar a sus hijos y nietos, y enjugar sus lágrimas...

            Y están también los que miran, los que sólo miran, y se lamentan, como aquellas mujeres de Jerusalén, pero que no hacen nada, sólo dejar su queja en el aire...   Y por no faltar en esta procesión, no faltan esos verdugos de nuestra economía y bienestar que día tras día salen de sus madrigueras como serpientes, escupiendo su corrupción sobre nuestras caras, como veneno que nos paraliza, haciendo más insoportable si cabe el peso de la cruz, y dejándonos con la pregunta: ¿hasta cuando podremos soportar tanta infamia? Mientras tanto, Pilato, Caifás, Anás, y hasta el emperador, siguen en sus despachos, en sus poltronas, con sus cálculos estadísticos, sus números, su ordenamiento, su convergencia, su "no hay alternativa"... ajenos al sufrimiento... ¿ajenos? ¡No!: piensan quizá, que es inevitable que cierto porcentaje de la población sufra "los daños colaterales".  

            Sufrimiento, dolor, tristeza, desamparo, son sólo palabras que no consiguen definir lo que expresan esos rostros que vienen pidiendo a nuestras casas, instituciones, parroquias, a nuestras Cáritas, buscando un agarradero para que la corriente de la pobreza no les arrastre.

            Muchos están llegando ya al final del Calvario, y pronto serán crucificados.  Me temo que pronto va a haber tantas cruces que nuestro paisaje será eso, sólo eso: un inmenso Calvario. 

            ¡Hagamos que la Resurrección sea posible! ¡Luchemos por un mundo más fraterno, cada uno desde sus posibilidades!

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