Hace unos años, en pleno escándalo mediático con la pederastia de Marcel, y los curas irlandeses y estadounidenses, se planteó el asunto en el Consejo de Presbiterio. Un compañero, queriendo defender a la Iglesia, nos habló de que la pederastia se da en todos los ámbitos de la sociedad, y que según las encuestas, sobre todo en el ámbito de la Familia... Con ser cierto lo que nos dijo, lo que no se percataba mi querido hermano en el presbiterio es que el problema con ser grave, no es el pecado, ni tan siquiera el pecador, sino el ocultamiento. Y eso es lo que no perdona la gente: que institucionalmente hayamos escondido y ocultado la pederastia creyendo hacer un servicio a la Iglesia, flaco servicio por cierto. No cabe duda de que todo eso ha provocado desafección hacia la Institución Eclesial. Gracias a Dios, los papas Benedicto y Francisco, están poniendo remedio: http://internacional.elpais.com/internacional/2015/06/10/actualidad/1433946072_880420.html
Por extensión podríamos aplicar todo esto a la pérdida de votos que han sufrido, en las últimas elecciones, los dos partidos mayoritarios. La corrupción que recorre las filas de sus políticos está suficientemente documentada. Pero lo que no perdona la gente es que se haya intentado ocultar, disimular e incluso justificar. Y desde luego la falta de reacción para erradicar esa corrupción. Todo eso pasa factura, como pasa factura a la Iglesia.
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