jueves, 13 de febrero de 2020

Relatos de trinchera VII: Niebla en la sauna




En todos los sitios, en los lugares más insospechados hay ocasión para dejar caer una palabra de tu presencia Dios mío. 

Ayer en el Termolúdico.  Después del baño y antes de marchar, es mi costumbre pasarme por la sauna húmeda.  Casi siempre estoy solo y si alguna vez hay alguien no es difícil establecer conversación sobre nimiedades como qué caliente esta hoy, cuanto vapor sale, etc.  Yo prefiero estar solo y ahí entre la niebla de vapor, sudoroso, me rezo dos misterios del rosario que suelen ser como ocho minutos que es el tiempo máximo que aguanto el calor.  A veces le digo a la Virgen, ¡vaya manera de utilizarte, ahora como reloj!

Pues bien, el último día, para mi sorpresa, había en la sauna cinco personas: un joven de unos 35 años, dos hermanas mayores y un matrimonio también mayor.  Estaban discutiendo sobre enfermedades.  Al verme entrar, me dice el joven que me había visto en el funeral de Jesús, el padre de la Sra. Presidenta, con el cual había trabajado y que estaba impresionado por su muerte repentina a causa de un infarto. 

Una mujer comentaba que ella desearía esa manera de morir, sin sufrimiento.   La otra mujer decía que la pena era morir joven.  El caso es que todos temían a la muerte por una u otra causa... yo les escuchaba a gusto, hasta que el hombre mayor dice: "además, como nadie ha vuelto de allí para decirnos si hay algo..." . Entonces del hombre joven  dirigiéndose a mi dice: "bueno que responda este que es cura y sabrá algo de todo esto".  Los otros me miran con curiosidad, y yo les digo que no es verdad eso de que no haya vuelto nadie, que sí que volvió alguien de la muerte....  Una de las mujeres dice: "claro, Jesús" .   Y entonces oigo opiniones de todo tipo... que si es un invento de la iglesia, que eso no puede ser, que eso no es histórico...  Sólo la mujer que dijo lo de Jesús, reafirma su fe.   Total que el hombre mayor con su mujer, aparentemente con cierto disgusto se salen de la sauna diciendo que ellos no creen.  Todos se van yendo poco a poco... como si hablar de la Resurrección les hubiese puesto a todos en la necesidad de posicionarse y eso les incomodaba, poniendo fin a la discusión sobre la muerte.

Por mi parte, pensé que en las personas ya está Dios removiendo conciencias y que sólo necesitan una palabra para que se cuestionen invitándoles a decidirse y salir de esa  niebla en la que todos mas o menos andamos.  Como la niebla de la sauna.

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