domingo, 17 de octubre de 2010

Historias de supervivencia: Blanca


Blanca es una mujer de mediana edad que vivía hasta hace poco en un pueblo de la Cuenca de Pamplona. Después de diez años de años matrimonio, la convivencia con su marido, por diversos motivos (sospecho que por malos tratos aunque ella no me lo ha confesado), se acabó deteriorando hasta terminar en divorcio, quedando en la calle y con un hijo de ocho años a su cargo. El juez dictaminó una pensión de manutención para su hijo de doscientos cincuenta euros, que el marido estando en el paro, no puede pagar.
Con esta situación, Blanca se ha establecido en un pueblo de nuestra Ribera, con una historia de fracaso matrimonial y emocional sobre sus espaldas, pero con ganas de luchar, buscando un trabajo y una nueva oportunidad para vivir y salir adelante.
Después de patearse empresas y comercios entregando su curriculum, y sin que a la fecha haya podido obtener un trabajo, ha tenido que recurrir a los Servicios Sociales, los cuales han conseguido para ella una renta de unos cuatrocientos euros durante un corto periodo de tiempo, un dinero insuficiente para pagar el alquiler y los gastos de la pequeña casita que ha tomado. Con eso, llegar a fin de mes es un verdadero milagro. A veces tiene que recurrir a sus padres que quedaron en el pueblo, pidiéndoles una pequeña ayuda para comprar alimentos básicos como arroz, aceite, huevos, leche... Blanca alarga hasta el infinito ese dinero para que su niño pueda alimentarse bien todos los días y comprar su ropa. Una ropa que pronto se le queda pequeña porque el niño crece de un día para otro... Ella no recuerda ya el día en que pudo comprarse algo de ropa para sí, pero todo lo da por bien empleado al ver a su niño crecer sano y sin desmerecer de los demás niños del colegio. Este año lo apuntó a la catequesis de la primera comunión. Pero Blanca se pregunta cómo hará frente a esa fiesta y se angustia con la posibilidad de que su hijo no pueda lucir su traje y tener una fiesta como los demás niños.
Blanca ve cómo sus esperanzas de salir adelante se van apagando poco a poco, teme tener que volver a su pueblo y ser una carga para sus padres ancianos que ya subsisten precariamente con una pensión... Blanca, me dice, necesita tiempo, ella confía en que la situación económica va a cambiar y que con un poco de ayuda podrá salir adelante.
Con esta historia sobre sus espaldas Blanca acude a Cáritas, con mucho miedo y vergüenza, pues ella nunca ha tenido que pedir nada. Cree que Cáritas es una entidad para dar limosna, no sabe que lo que nos interesa es ayudar al desarrollo integral de las personas. Se sorprende cuando hablamos con ella y nos interesamos por su vida, cuando le escuchamos sin juzgarla....
Le invitamos a establecer con nosotros una relacion en la que le haremos un seguimiento para ayudarle en aquellos aspectos de su vida que necesite: lo primero y fundamental: ofrecerle un espacio en que se sienta acogida y escuchada, tenida en cuenta, un espacio donde pueda expresar con libertad sus penas y alegrías, decepciones, fracasos y esperanza. Está claro que Blanca además de lo más urgente como es un trabajo y dinero, necesita también recomponer su vida, su corazón, sus relaciones con los demás, recuperar la confianza en el ser humano. Es tarea que requiere tiempo y acompañamiento. Además, le ofrecemos apuntarse en nuestra bolsa de trabajo, le vamos a tener al tanto de las ayudas sociales que se presenten y a las cuales tenga derecho, incluso le vamos a ofrecer la posibilidad de entrar en algún voluntariado de nuestras parroquias para ayudarle a tejer sus nuevas relaciones personales. Y por supuesto, en la medida de las posibilidades de nuestra organización, le vamos a ayudar con dinero para que pueda cubrir las necesidades básicas que los servicios sociales no alcanzan a satisfacer.
Esperamos que Blanca pueda salir adelante, a eso nos queremos comprometer como organización, personas y creyentes.

martes, 12 de enero de 2010

Share tambien en la Iglesia


Es archiconocido que las cadenas de TV se guían por lo que llaman el "share" o índice de audiencia, es decir, la encuesta que se realiza sobre un número determinado de personas para saber en cierto momento qué cadena han elegido o visto. Lo peor de esta práctica es que las cadenas de TV, buscando mayores beneficios de publicidad, no buscan ya ni la formación ni el entretenimiento del espectador, sino engancharle a la pantalla a cualquier precio y así se fomenta la obsecenidad y violencia, porque se sabe que eso engancha". Cualquier dia de estos nos vemos asistiendo a un linchamiento en vivo.
Lo peor de todo esto es que el "share" también se ha podido meter en la Iglesia en nuestra mentalidad y en la manera en que enjuiciamos a las personas y acontecimientos. Se oye a menudo, por ejemplo, para atacar a la Iglesa, siempre en tonos despectivos, apelar al bajo número de asistentes a misa, y desde algunas instancias eclesiales se contraataca recordando que seis millones y medio de personas asisten en España cada domingo a misa y que ningún partido y organización puede sumar tantos adeptos... En otro sitio se habla de que a la toma de posesión del Arzobispo Munilla asistieron tres autobuses de su anterior parroquia de Zumárraga y que la Catedral donostiarra estaba a rebosar... por el otro lado se insiste en que eran gentes "españolistas" que invadieron la ceremonia... y así por la vía del número se pretende justificar o denigrar esos hechos. En otro lugar oigo decir que sólo en los movimientos eclesiales hay "vida" porque son los únicos que aportan vocaciones a la iglesia, y son los únicos que responden a las convocatorias de Rouco llenando las plazas madrileñas... etc. etc.
Es la dictadura del número, pero es también la presencia del pensamiento débil, de aquel que se resiste a argumentar sobre la verdad y bondad de los hechos, porque esos deberían ser los únicos criterios con que juzgarlos. ¿Acaso juzgaremos a Jesucristo como un fracasado por aquellos pocos que le siguieron en vida y aún menos al pie de la cruz? ¿acaso había más "vida", cristiana se sobreentiende, en tiempos de la dictadura cuando los seminarios y las iglesias estaban llenas a rebosar?... Cuando valores como la libertad y el respeto al otro eran perseguidos, valores por otra parte del Reino, y en última instancia, ¿no es el establecimiento del Reino de Dios lo que debemos buscar todos y ese el último criterio de juicio?.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

La hipocresía de las TV


No soy consumidor habitual de los programas del corazón, pero dada su omnipresencia en la parrilla televisiva es inevitable no caer en su visionado. Ultimamente parece que "la Belén" y todo lo que rodea a este personaje, está en la primera plana de la actualidad a raiz de una denuncia que han interpuesto ante el Defensor del menor, por la utilización de su hija en los medios de comunicación...
La amoralización y la falta de ética de este tipo de programas no se le escapa a nadie: la utilización de lo más soez de la vida humana, el rumor propuesto como verdad, el insulto más brutal, la banalización de la vida sexual y de las relaciones humanas y personales y en general el todo vale... para conseguir audiencia y así conseguir más anunciantes que engrosen las arcas de la cadena... ¡Qué podemos esperar de todo esto! Comprendo que muchas personas después de una larga jornada de trabajo lleguen a casa y no quieran ver programas sesudos sobre temas importantes y prefieran sentarse ante la TV y reirse un poco con esos programas... pero me temo que también hay mucha gente que se los toman en serio... porque lo que no entiendo es como se puede tomar en serio lo que dicen esos telepresentadores que tienen el pinganillo directamente enchufado al auditor de audiencias, que les empuja a sacar el ultimo escándalo o exabrupto del personajillo de turno según el índice de audiencias suba o baje...
Pero lo peor de todo esto es que encima, estos presentadores y comentaristas, estas cadenas de tv, se hacen adalides del respeto de la intimidad de las personas, de la verdad de lo que comentan, de la defensa de las mujeres maltratadas... ¡Qué hipocresía! si lo que buscan es precisamente que haya morbo, carnaza, escándalo, para aumentar sus audiencias... ¡si viven precisamente de la falta de escrúpulos en tratar a las personas!...
La Belén Esteban como tantos otros personajillos, no son más que víctimas, no inocentes, sino culpables porque se lucraron con ello, pero víctimas al fin y al cabo de la avaricia y la codicia del dinero de los magnates o accionistas de esas TV.

lunes, 6 de julio de 2009

Debo ser muy raro...


Sí, muy raro, me siento como un extraterrestre... porque me importa un pimiento el Kaká y el Ronaldo y si no fuera por el escándalo de lo que se paga por ellos ni les dedicaria una de mis neuronas; porque no me emociona nada la muerte de M.Jackson y si no fuera porque me hace reflexionar sobre la futilidad del éxito y el desgaste que conlleva para los que lo consiguen su grititos me parecen patéticos; porque no me hace vibrar nada el cohete de San Fermin ni me atraen todos esos excesos fiesteros que malpintan la imagen de mi tierra y si no fuera porque me duele eso, pensaría que es sólo la locura a la que nos lleva el desenfreno; porque no me gustan las corridas, ni los encierros, ni toda esa cultura nacida alrededor del toro y si no fuera porque hay de por medio personas que pagan por mirar la sangre y el sufrimiento de los animales estaría incluso dispuesto a admitir que ese espectáculo tiene algo de arte...
En fin, es que soy raro, raro, raro... y creo que además muy aburrido...

viernes, 3 de julio de 2009

De funerales y sus excesos


Hace unos dias asistí como concelebrante al funeral por un joven accidentado. El pueblo entero estaba en la iglesia compartiendo el dolor de la familia, como es natural, muchos jóvenes con rostro compungido y mirada perdida, como incapaces de comprender y aceptar lo que había pasado...
El sacerdote con ánimo de consolar y dar esperanza, habló, entre otras cosas, de la vida que el fallecido gozaba ya junto a Dios, una vida feliz y alegre, porque el fallecido había amado y Dios era amor, que si tal y que si cual... Comprendo que en situaciones así tiene que haber palabras de consuelo, pero hay una línea que mi compañero se saltó y que yo a veces tambien me he saltado, la linea que separa nuestro deseo, de la acción de Dios. Parece como si por el hecho de morir ya tuviéramos derecho al cielo, sin dejar en todo esto espacio para el juicio misericordioso de Dios. Quiero decir que una cosa es pedir a Dios que acoja a nuestro hermano difunto y otra muy distinta es usurpar su puesto como Dios. Casi suena a veces, como si le obligásemos a dar vida al difunto y ponerle a su derecha.
En fin, comprendo que en esas circunstancias mantener la ortodoxia puede ser dificil y siempre la intención es la de consolar a una familia desolada. Pero son cosas que al menos yo, voy a tener en cuenta...