viernes, 18 de noviembre de 2011

A vuelta con los sacramentos

 Lc 19,45-48 , Y al entrar al Templo, se puso a echar a los vendedores, [46] diciéndoles: «Está escrito: Mi casa será una casa de oración, pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones». [47] Y diariamente enseñaba en el Templo. Los sumos sacerdotes, los escribas y los más importantes del pueblo, buscaban la forma de matarlo. [48] Pero no sabían cómo hacerlo, porque todo el pueblo lo escuchaba y estaba pendiente de sus palabras. 


El evangelio de hoy me hace repensar la situación que vivimos en las parroquias con el acceso a los sacramentos.  Quizá sea en este momento la mayor fuente de desazón, malestar y problemas relacionales que tenemos los curas en nuestra pastoral.   Porque la situación es de locos: personas que no creen y que sin embargo, piden sacramentos. Desde ahí, es normal que el conflicto se de continuamente.  Hoy me contaba  un compañero que ha tenido un enfrentamiento con una pareja que pedía el bautizo para su hijo un día y una hora determinados e intempestivos, sin atenerse para nada a las disposiciones parroquiales ni a la disposición horaria del cura.  Se le han dado todo tipo de posibilidades para hacerlo en su momento, pero no se han avenido a nada, y de ahí han pasado directamente al insulto personal: que si no haces nada, que si todos los curas sois unos parásitos, que si tu madre.... ahí mi compañero ha dado por finalizada la conversación y se ha ido.   No sin una tristeza profunda en el corazon, que le será difícil superar al menos esta noche. Espero que la oración de esta noche le consuele, yo voy a pedir hoy al Señor por él  Pero esto no es mas que una de las miles de historias que todos los curas nos enfrentamos dia si y dia tambien.   Parejas de novios que pasan olímpicamente de cualquier consideración religiosa, que asisten al cursillo prematrimonial porque no les queda otro remedio, que convierten la boda en un pase de modelitos, un flolclore de músicas, cantos a veces impresentables, a veces de mal gusto... que te piden expresamente que no quieren que dure mucho la misa y que el cura no hable mucho, pero no les importa aguantar una retahila de canciones, jotas, discursos de primos, amigos, invitados.... Si les preguntas si quieren comulgar se miran como diciendo pero qué nos pregunta éste alinígena?...  Y uno que se siente un cura florero, con menos interés y desde luego más barato que el floripondio que adorna el altar...
¿Exagero? no creo.   Y por qué no hablar de los bautizos, cuando se les invita a participar en el curso preparatorio e inmediatamente saltan con las excusas, que si el padre trabaja hasta tarde, que si la madrina vive fuera... y tú que les dices: espero que los padrinos estén confirmados... y ellos que contestan: ¿cómo? ¿qué normas se ha sacado este cura de la manga? ¿qué barbaridad? nos van a hacer perder la fe...   Y yo con la misma cara de incredulidad (dicho vulgarmente: de bobo) que se me quedó en la boda.    Y las confirmaciones para qué hablar, hemos experimentado con los confirmandos de todo:  obligarles a ir a misa, catequesis de 2 ó 3 años, materiales de aquí y de allá, convivencias, excursiones, cine-forums, debates, oracines comunitarias, etc. etc.  Hemos insistido ante los padres y abuelos para que les animen.... Reciben el sacramento... y si te he visto no me acuerdo.
¿Y las primeras comuniones?  No puedo seguir porque me deprimo, me da ansiedad y esta noche se me ha acabado el chocolate ;-).  Me pregunto si no tendríamos que coger como Jesús en el evangelio de hoy, unos buenos correajes y echarlos a todos de la iglesia con unos buenos zurriagazos en el culo para que vayan a celebrar la primera comunión a la Casa de Cultura del pueblo,  allí pueden montar bien el teatro, pero no en la iglesia, que además yo ya estoy viejo para hacer de clown.
Que sí, que hay que tener paciencia, que no hay que apagar el pábilo vacilante, que hay que insistir, ofrecer... que hay que dar la vida si es preciso... de acuerdo,  pero me pregunto ¿no estaremos confundiendo la prudencia con la cobardía?, ¿o la paciencia con la falta de celo? ¿Cómo podremos salir de esta situación?  Desde luego no cada cura por su cuenta y en solitario.  Por eso Vds. Obispos, por favor, tomen nota, hagan algo, esta situación no puede sostenerse más.   Sobre todo porque cada vez estoy más convencido de que manteniéndo las cosas así, le hacemos un flaco favor al evangelio de Jesús.
S.O.S.

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