sábado, 29 de marzo de 2014

4º domingo Cuaresma ciclo A

El ciego de nacimiento: 4º domingo Cuaresma ciclo A




          El evangelio nos cuenta el encuentro de Jesús con un ciego de nacimiento. Es muy difícil poder maginar lo que significa ser ciego de nacimiento.  Incluso los que por accidente o enfermedad se quedan ciegos, guardan en su recuerdo lo que es la luz, el color, las formas, etc.  Pero ¿cómo explicarle a un ciego de nacimiento por ejemplo, lo que es la luz? ¿cómo puede comprender lo que son los colores?    Si queremos que entienda algo tendremos que emplear siempre comparaciones, por ejemplo para explicarle como es el color rojo le diremos que es como algo caliente, y para el azul le diremos que es como algo frío.   Pues en esta misma situación nos encontramos todos cuando nacemos para comprender lo que es Dios y quién es El.    Sólo gracias a El, porque ha querido revelárnoslo por medio de su Hijo, podemos acceder a comprender un poco quién es.   Jesús nos ha revelado que Dios es Padre de todos los hombres, que por eso mismo todos somos hermanos y que a todos nos ofrece compartir su vida divina ya aquí, en esta tierra si aceptamos el mensaje de Jesús.  Y aquí nos encontramos con el mismo problema que el ciego de nacimiento tiene con los colores, ¿cómo reconocer en el vecino, en el forastero, en el que vive a cinco mil kilómetros de nuestra casa, en el que no es de mi misma raza ni piensa como yo a un hermano?,  si todo en esta vida nos invita a ser competitivos, a medrar a costa del otro, a ser más que el otro... ¿Cómo ver en el otro a un hermano, y no sólo verlo, sino tratarlo como tal ?   El evangelio nos propone un camino, confiar en Cristo y acoger su mensaje. El ciego de nacimiento del evangelio se encontró con Jesús,  creyó en El, creyó que Jesús era el Hijo de Dios, se postró ante El reconociéndole como el Señor y salvador y recuperó la vista física y la más importante, la del alma.

            Jesús sigue acercándose a nosotros, todos los días, en cualquier acontecimiento, en su Palabra, en la Eucaristía, en los hermanos.  Ahí está El haciéndonos siempre la misma pregunta ¿Crees en mí?.   Nosotros podemos como los fariseos cerrarnos en nuestra ceguera, quizás pensamos que lo sabemos ya todo,  puede ser que nos hayamos acostumbrado ya a vivir en la penumbra del individualismo y el desprecio por los demás, pero quizás un día seamos capaces de responder al Señor con humildad, “Señor, sí creo en Ti, creo que Tú eres el Salvador del mundo, el Hijo de Dios“, y comenzar a ver la vida y a las personas con una luz y con una mirada diferente. Ay! si por un momento pudiésemos vernos como Dios nos mira.  Si por un momento pudiésemos tener sus ojos y su corazón, para ver y sentir cómo se derrama un río de misericordia sobre nuestros defectos y pecados, sobre los defectos y pecados de los demás, sobre toda la realidad.  Quizás empezaríamos a comprender que los demás, como la vida, son un regalo de Dios, un regalo que se recibe con gratitud, que se cuida y se conserva como conservamos los regalos de los que nos quieren.

            Que el Señor Jesús, nos abra los ojos, nos cure de nuestra ceguera y nos permita ver un día la gloria de su rostro.

sábado, 8 de marzo de 2014

1er. domingo cuaresma

Las tentaciones de Jesús: 1º domingo cuaresma


               La Iglesia nos invita a hacer un esfuerzo por renovar nuestra vida cristiana, o dicho de otra manera, renovar nuestra relación con el Señor.  Pues de esto se trata.  Renovar, purificar, reanudar, reconstruir nuestra relación con Dios que está siempre tentada de romperse.   La tentación de vivir a espaldas a Dios, es tan vieja como la humanidad.  Todos sufrimos la misma tentación. Nuestros primeros padres la sufrieron, Jesús también la sufrió.  La tentación de querer ser como dioses sin contar con Dios, querer construir nuestra vida sin contar con Dios, querer tenerlo todo, dinero, poder, fama, riqueza, cueste lo que cueste.  Tenerlo todo incluso si para conseguirlo tenemos que pasar por encima de los demás.  Vivimos en un mundo en el que se nos está tentando continuamente a dejar a Dios de lado.  Es muy difícil resistirse, por eso es necesario que a menudo hagamos este ejercicio de resituar nuestra vida. Así pues, hoy nos preguntamos ¿cómo está nuestra relación con Dios? ¿hasta qué punto Dios es importante en mi vida?  ¿a la hora de hacer las cosas me pregunto cuál es la voluntad de Dios?.
Estamos viviendo ya este tiempo de Cuaresma en el que intentamos prepararnos para vivir con alegría la Pascua.
         
           Recordando las tentaciones de Jesús podemos nosotros también intentar resistir a esas tentaciones buscando alternativas que afianzen nuestra relación con Dios. 
¨    En primer lugar Jesús fue tentado a convertir las piedras en pan.  Es una tentación muy sutil, porque en principio sería bueno que Jesús hiciese ese milagro sobre todo pensando en la gente que necesitaba pan.  Es la tentación de hacer cosas, aunque sean buenas sin contar con Dios.  La misma tentación que nosotros sentimos cuando decimos, yo ya tengo bastante con trabajar, con sacar mi casa adelante.  Eso de Dios es cosa de beatas.  La respuesta de Jesús es “No sólo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Esto es, no sólo del trabajo y del esfuerzo vive el hombre, sino que ese trabajo y esfuerzo tienen que estar en línea con la voluntad de Dios, si queremos que el resultado sea bueno. Quizás nosotros estamos dejando que nuestra mente y corazón poco a poco estén acostumbrándose a prescindir de Dios, entre el trabajo que nos absorbe y ese embotamiento que sufrimos con la telebasura.  ¿No es hora de buscar un tiempo de silencio para rezar, para leer la Biblia, para empaparnos de la palabra de Dios?
¨    Jesús fue tentado a utilizar su poder para imponerse como el Mesías.  Es la tentación de utilizar el poder, el dominio para imponernos a los demás.  Todos estamos continuamente tentados a ejercer ese dominio y poder en la familia, en el trabajo, en la Iglesia, y a veces lo hacemos con violencia. La respuesta de Jesús es renunciar totalmente al ejercicio del poder y ponerse al servicio de los demás. Quizás esta cuaresma podríamos revisar nuestras relaciones y empezar a darles ese tono de servicio gratuito que nos identifica con Jesús.
¨    Por último Jesús es tentado en lo más profundo de su ser, es la tentación de ser Dios sin contar con Dios.  La tentación de romper con su Padre.  La respuesta de Jesús es taxativa,  sólo a Dios se le puede adorar y dar culto. Nosotros también estamos tentados a conseguirlo todo, la riqueza, la fama, el poder, sin contar con Dios.   Nuestra respuesta en este tiempo de cuaresma es poner a las cosas en su sitio. Nada debe ocupar el lugar que sólo a Dios corresponde: el centro de nuestra vida. Nada, ni las preocupaciones, ni las ambiciones, ni nuestros mejores deseos para nosotros y nuestra familia,  nada debe anteponerse a Dios.  Sólo El merece nuestra adoración.          

Hermanos, la cuaresma ya está aquí, con su llamada a convertirnos, que el Señor nos ayude a resistir a las tentaciones que nos apartan de El.

lunes, 3 de marzo de 2014

De los Oscars a los Goyas...

12 años de esclavitud recibe el Oscar 2014.  Una película que habla sobre la esclavitud en uno de los períodos más oscuros de la historia americana y mundial.
Un Dios desconocido, película española sobre los religiosos ejecutados en Barbastro, durante la Guerra Civil, en uno de los períodos más oscuros de nuestra historia.  Película que no encontró sitio en los cines de nuestro país en los circuitos normales de distribución, y que desde luego ni por asomo fue nombrada ni nominada para los Goya.


Salvando las distancias, e incluso la distinta calidad de las películas, sí que dice algo la comparación:  en nuestro país hablar de guerra civil y religión, es para muchos todavía un tabú.


domingo, 2 de marzo de 2014

Orando desde nuestra pequeñez...

Ver las cosas con perspectiva nos ayuda a comprendernos mejor... y qué mejor que unirnos al Salmo 8 para proclamar la grandeza de Dios

Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre
en toda la tierra!

Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
3De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.
4Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado,
5¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder?
6Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
7le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:
8rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
9las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar.
10Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre
en toda la tierra!

sábado, 1 de marzo de 2014

Dom 8º T.O.A: "No podéis servir a Dios y al dinero"


Poca gente se percibe del daño que provocan en muchas personas algunos criterios y pautas de actuación que la economía actual considera valores indiscutibles. Son, los que un autor llama “los demonios de la economía” y que actualmente “andan sueltos”. El primero es, tal vez, el rendimiento. Durante muchos años, los seres humanos han tenido el sentido común suficiente como para no trabajar más que lo pre­ciso para llevar una vida satisfactoria.
El capitalismo moderno, por el contrario, elevó el traba­jo como el “sentido de la vida”. El tiempo es oro: "quien no lo aprovecha para ganar, está per­diendo la vida".
El segundo demonio sería la obsesión por acumular dinero. Sabemos que el dinero comenzó siendo un medio inteligente para medir el valor de las cosas y facilitar los inter­cambios. Hoy sin embargo, “hacer dinero” es para muchísima gente una especie de deber. Es difícil llegar a ser alguien si no se tiene dinero y poder económico. La obsesión se hace tiranía y deseo insaciable que exige toda clase de sacrifi­cios. (estracto Homilética 2-2011)